viernes, 3 de diciembre de 2010

La Vocación de San Mateo. Parte 2


Seguimos con nuestros comentarios sobre esta obra maestra que es “la Vocación de San Mateo”.
Recuerdo cuando vi por primera vez la foto del cuadro, quedarme sorprendido, primero, por el hecho de que tres de los personajes que se encuentran sentados en la mesa  llevaran sombrero, cuando estaban en un lugar cerrado, y más sorprendente, que estuvieran vestidos con ropas de la época del Caravaggio. Cosas que en su momento me parecieron fuera de lugar. También me pareció el ambiente del cuadro como de taberna, es decir, me pareció que Cristo aparecía en una taberna y hacía una elección. Bueno, después he sabido que en las escrituras el episodio que relata el cuadro se desarrolla en una oficina de recaudación de impuestos. Probablemente Caravaggio que sabía mucho más de tabernas que de ese tipo de oficinas, tomó el ambiente de alguna taberna que frecuentaba.
Voy a aportar otro dato. Por cierto, este no es un blog de historia del arte en sentido estricto, como en innumerables páginas de internet, en que se incorporan datos que constan en los libros copiados de los profesores, y que en general los profesores copian de otros profesores. Utilizaremos los datos allí donde y cuando nos convengan. Este es un blog para expresar impresiones, dudas, curiosidades, y porque no…  emociones, de toda la realidad caravaggista, incluidos muchos otros pintores –de los que tengo intención de  comentar mucho-. Como decía, voy a aportar un dato: Radiografías han demostrado que el personaje que acompaña a Jesús, (al parecer San Pedro), no estaba inicialmente pintado, fue añadido. ¿Por qué haría eso Caravaggio? Tengamos en cuenta que en el episodio sagrado no se relata la presencia de San Pedro en la escena. Al parecer, San Pedro se está como dando por enterado de quien ha sido el elegido, y Jesús con una grave serenidad lo señala y entrada el foco divino que ilumina al grupo sentado en la mesa. Sin embargo, San Pedro no quita un ápice de protagonismo a Jesucristo; la composición es perfecta. Así, hay un juego de señales indicativas con las manos y los dedos, que se conjugan con la luz, la formidable luz creada por Caravaggio. Observemos la iluminación de las manos en el cuadro, destacando, y dando poder dramático en el claro-oscuro.


Me importa hacer notar el detalle de la cabeza de Jesucristo. Tiene la corona de santidad, pero es muy delgada, lo suficiente para que en este aspecto no haya duda. La cara increíblemente lograda y que me recuerda a la de la “Cena de Emaus” que está en Milán, –otra obra maestra de la que ya hablaremos-. Tiene una zona de gran luz en el pómulo y sin embargo, se diría que media cara está en penumbra, pero no hay duda es El.
Otra cosa que me llama la atención es el juego de piernas que hay debajo de la mesa. Caravaggio sitúa al espectador, léase al feligrés, como si estuviéramos dos o tres escalones por debajo del nivel de la escena. Como si fuera un escenario, se trata de un aspecto muy del Caravaggio, lo que llamaría la teatralidad de muchas obras suyas. Es de destacar también la dinámica en la postura de las piernas del personaje central de barba, sorprendido por la elección, que gira la cadera desde la posición de sentado y hace tensar las piernas, también ocurre lo mismo con el personaje que nos da la espalda y que porta espada. Sin duda el artista pensó muy bien cómo hacer el cuadro en función de donde habría de estar ubicado en la iglesia.

Ahora voy a contestarme la pregunta de quién creo yo que es San Mateo en el cuadro y las razones, lo que no quiere decir que porque lo escriba vaya a tener razón. Creo, digo,  que San Mateo es el personaje de barba tocado con gorro oscuro, primero, porque esa barba le va dar un aspecto de santo si lo despojamos de sus vestiduras caras de la época –transformación por la gracia divina- y pista de reconocimiento para el espectador; en segundo lugar, porque de los cinco personajes que rodean la mesa es el central, lo cual no es un detalle menor para un pintor, en tercer lugar, porque en este caso, el señalar a su derecha, el personaje expresa una incredulidad como si preguntara “¿éste de aquí al lado?”, conmueve con la humildad, es como si quisiera decir “como voy a ser yo el elegido que soy un recaudador…será este otro”; y por último, fijémonos en el detalle de la cara, ciertamente iluminada con expresión de gran bondad, todos los pintores trataban de que los santos tuvieran una expresión grande de bondad, que por ejemplo no expresa el personaje que está contando las monedas.
Con todo, esta obra maestra impresiona por su conjunto. Quien la haya visto en su sitio lo sabe. Quiero decir, por la construcción de la escena, por los personajes perfectos, por la anatomía, por la iluminación, por los claro-oscuros, por lo paradójico de incluir una ventana que no da luz, por el juego de diferentes tiempos históricos concretados en la ropa o en la espada, por su modernidad, por su originalidad, por sus dimensiones, por su objetivo, por ser una obra de gran responsabilidad en su exposición en una iglesia importante de Roma…y no pararía.
Tras el grupo pictórico de San Mateo que realizó Caravaggio para San Luis de los Franceses, se sabe, y no es exagerado decir, que fue un gran acontecimiento y le dio una gran fama y prestigio en Roma.  Había cambiado el arte de la pintura.
José Luis Cestero Ramos

No hay comentarios:

Publicar un comentario