domingo, 11 de marzo de 2012

CARAVAGGIO: SU CARÁCTER, SU PERSONALIDAD (PARTE III); “…ESTE PINTOR DE CEREBRO TRASTORNADO”

 


Detalle de la cabeza de Goliat del cuadro David y Goliat que se encuentra en la Galería Borghese de Roma. Está generalmente admitido que es un autorretrato de Caravaggio de su última época. Su aspecto era tan terrible como aparenta. Puede verse el cuadro completo en la entrada de 29 de diciembre de 2.010.
Michelangelo Merisi Caravaggio era una mente compleja comentaba en la anterior entrada del blog. Efectivamente, si viviera ahora sería muy recomendable su tratamiento por un médico siquiatra.
No obstante lo anterior, sí que convendría recordar tres o cuatro cosas que en  el tiempo y en la sociedad en que vivió daban escenario a su conducta. Esto es importante porque aunque determinados patrones de la conducta humana valen para todos los tiempos, otros están determinados o al menos muy influenciados por el entorno.
En el tiempo y en lo que ahora llamaríamos Italia en que vivió Caravaggio las clases sociales estaban muy marcadas, en primer lugar una de ellas era la aristocracia; otra, el clero que básicamente en su jerarquía se nutría de la aristocracia[1] y que tenía poder político y económico; en términos amplios estaban los vasallos que incluía a los siervos, campesinos y una subclase emergente de comerciantes. Era muy conveniente para estos tener buena relación o estar bajo la protección de algún aristócrata o de algún jerarca del clero. Muchos miembros de la clase baja tenían el deseo, más o menos explícitamente expresado, de llegar en la escala social superior o a lo más alto, como es lógico, porque sencillamente se vivía mejor.
Igualmente en aquellos tiempos Caravaggio había muchos y complejos rituales de actuación, y que tenían mucho que ver con la clase social a la que pertenecieras. Así, cualquier falta de respeto de un siervo a alguien de clase más alta era severamente rechazada y castigada. Un ejemplo significativo de la importancia de los rituales eran los saludos. Así, el no saludar o el no hacerlo correctamente podía llevar a malas consecuencias[2].
Quizá lo que más nos llamaría la atención hoy día sería el sofocante ambiente religioso, que no era impedimento para que hubiese una gran pobreza y una gran cantidad de gente en estados marginales de la sociedad.  Las guerras, epidemias, y dificultades económicas generales habían producido una legión de desocupados, mendigos, salteadores, jugadores y picaros, así como una cantidad ingente de prostitutas, lo que producía un ambiente lumpen, que resultaba a las autoridades muy difícil de erradicar. Ambiente en el que, en parte,  Caravaggio se debería inevitablemente mover, seguramente con más gusto que disgusto.
En todo este contexto… ¿Qué pensaban los contemporáneos de Caravaggio?
Giulio Mancini, el médico, coleccionista y biógrafo de Caravaggio, decía de él que era de trato muy difícil.
Otro que lo conoció muy bien, pues estuvo a su servicio en su palacio, fue el Cardenal del Monte que dijo de él que era una hombre  “stravagantissimo”, esto se ha traducido por extrañísimo, pero no creo que sea del todo justo porque en italiano extraño es “straneo”, por lo habida cuenta de que el Cardenal trató a Caravaggio más bien en una época intermedia de su vida, cuando no estaba tan deteriorado, quizá quisiera dar en parte un sentido de estrafalario e impredecible, en ese sentido la palabra española extravagante es la que en mi opinión más se ajusta.
Fabio Masetti que era el embajador del Duque de Modena en Roma, gran señor, se había encaprichado en que Caravaggio le hiciera un cuadro. A cuenta de ese cuadro Caravaggio había percibido una cantidad como adelanto, pero posteriormente pidió más a cuenta, debido a que tenía dificultades económicas (probablemente deudas de juego ), pero Masetti al reclamar el cuadro sobre el que Caravaggio le daba largas, dice de él que avergonzado “enrojece cuando le ve”. Claro, a un embajador de un Duque, Caravaggio no podía despacharlo con un insulto, y le daba vergüenza no estar cumpliendo su contrato, (que no cumplió al final), cosa que no acostumbraba a hacer.[3] En ese año de 1606 Caravaggio estaba ya realmente “pasándose de vueltas”.
Un comitente de cuadros mesinés llamado Niccolo di Giacomo escribió en 1609 de Caravaggio en términos de “…este pintor de cerebro trastornado”. Realmente parece que hay una coincidencia general en testimonios de la época en que Caravaggio no regía mentalmente bien, por lo que todas las interpretaciones, como la que configuran un supuesto prerromanticismo de Caravaggio, o bohemia, o alguien “contracultural”, que en principio merecen respeto, deben tomarse con muchas cautelas.
Entre los que lo conocieron y padecieron estaba su enemigo y biografo Giovanni Baglione. Su biografía de él, quizá hecha más para desprestigiarlo ante la posteridad que para que permaneciera en el recuerdo resulta irritante. Decía Baglione de Caravaggio[4] que “Michelagnolo Amerigi fue hombre satírico y altanero; y en cualquier momento gustaba hablar mal de todos los pintores pasados y presentes, por insignes que fuesen; pues le parecía que él solo con sus obras había adelantado a todos los otros de su profesión”. Satírico, altanero, hablaba mal de otros pintores…los genios, suele ocurrir, a veces lo son en su arte, pero no siempre se comportan de forma amable y comedida. La humildad no suele ser su fuerte porque se ven superiores a sus contemporáneos. Continúa diciendo Baglione que “Fue Michelagnolo por soberbio ardor de espíritu un algo díscolo, y a cada rato buscaba ocasión de romperse el cuello o de poner riesgo a la vida ajena”. Fue impulsivo, explosivo. Tuvo siempre problemas con el poder establecido. No asimilaba la sumisión. Fue detenido en varias ocasiones por portar armas, cuando sabía perfectamente que estaba prohibido, etc.

 

En este cuadro del Sacrificio de Isaac que se encuentra en la Galería de los Ufficci de Florencia, pintado en 1602 ó 1603 se percibe, o al menos yo lo percibo, y no soy desde luego el único, una cierta carga sádica. El tema pictórico del sacrificio de Isaac a manos de su padre Abraham, es y era bastante conocido y había sido profusamente utilizado antes de esta obra, y lo fue después, (en puridad las sagradas escrituras no hacen mención a la presencia un ángel que detiene la mano de Abraham, sino a la voz del ángel de Jehová que es la que detiene la cuchillada mortal, y la sustitución de Isaac por el sacrificio de un carnero, que aparece a la derecha del cuadro, pero el gusto de la época era incluir un ángel, lo que sin duda añade un mayor dramatismo a la escena). La carga trágica del cuadro es bastante fuerte, mucho más que en otros, o quizá el que más entre los cuadros que tocan ese tema. La posición de Abraham con el cuchillo, y la cara de horror de Isaac, cuyo modelo está generalmente admitido que era Francesco Boneri, (Cecco del Caravaggio), el mismo que hizo de modelo en el fantástico cuadro “Amor Victorioso”[5] de Berlín o el “San Juan Bautista” del Museo Capitolino de Roma. Algún autor ha hecho una referencia a la posición de sodomía que en el cuadro se da a entender. No digo que no, porque de Caravaggio no me sorprende nada, pero parece un poco rizar el rizo. La posición de Abraham con respecto a Isaac, tanto más dramática, cuanto que es la mejor forma de inmovilización de la víctima, que pugna por su vida ante lo que inminentemente le va a suceder.
          
         Aún cuando el biógrafo Sandrart, que no conoció a Caravaggio personalmente, pues escribió sobre él varias décadas después de su muerte, relata un suceso que muy bien pudo ser cierto, y que es muy característico del ambiente caballeresco y espadachín, al mismo tiempo, es revelador de las formas de actuar de Caravaggio. Relata el tal Sandrart que Caravaggio se encontró al pintor llamado El Caballero de Arpino (Giuseppe de Cesari), y le dijo que como iban ambos armados era el momento de arreglar sus deferencias, contestándole éste que él era un caballero y no debía rebajarse a un duelo con alguien de más baja condición, lo cual al parecer, le hirió a Caravaggio más que cualquier estocada. Porque Caravaggio era pendenciero pero también  muy orgulloso especialmente entre los pintores.
         Caravaggio no tuvo unos vínculos personales o familiares arraigados. De hecho su hermano fue a visitarlo en Roma, quizá atraído por la fama  del pintor, y éste se negó a recibirlo fraternalmente diciendo que ni lo conocía, ni era su hermano. No obstante siempre tuvo “amigos” y sobretodo admiradores, pero no creo que tuviera posibilidad de establecer una relación afectiva satisfactoria probablemente de ningún tipo.
         Creo, por otra parte necesario, hacer un breve comentario sobre la cultura y la religiosidad del pintor como posibles moduladores de su personalidad. Caravaggio no fue un intelectual nato. Sabía leer y escribir, aunque fue más lector que escritor, porque escrito no nos ha llegado prácticamente nada, y lector, al menos sabemos que cuando fue desahuciado tenía en casa-estudio doce libros, aunque desgraciadamente no conocemos los títulos de dichos libros.  Sabemos también que era amante o apreciaba la música  porque en el mismo desahucio se hace inventario de un violín y una guitarra. Seguramente sabía tocar la guitarra, pues Prudencia Bruna, su casera cuando le denuncia, dice de él “…que volvió junto a otros tocando una guitarra.” Además, es fácil deducirlo del contenido de varios cuadros, como por ejemplo entre otros, el del “Tañedor de Laúd” o el de la “Huida a Egipto” en que las referencias musicales son bastante exactas. En cuanto a su religiosidad no consta nada en especial, se supone que cumpliría con sus obligaciones, especialmente en Semana Santa, y que tendría un conocimiento bastante profundo de las sagradas escrituras, necesario para imaginar las escenas religiosas que pintó
Un personaje tan complicado como Caravaggio tuvo muchos detractores y enemigos, como no podría ser de otra manera, que, tampoco perdieron ocasión de ajustarle las cuentas en cuanto tuvieron ocasión, incluso de una paliza en Nápoles casi lo matan.
Baglione, que como hemos dicho conoció y sufrió la ira de Caravaggio, –recordemos que entre otras cosas, denunció a Caravaggio y a otros amigos suyos, por la publicación por toda Roma de versos injuriosos contra él y otro pintor llamado Tommaso Salini (Mao)[6]- termina prácticamente su pequeña biografía con una frase demoledora: “…y sin ayuda de nadie murió en pocos días malamente, igual de mal que había vivido”. Después el resentido Baglione hace una consideración despectiva sobre su pintura. Lo bien cierto es que les puedo decir que si no fuera por Caravaggio a Baglione ni se le conocería mínimamente, porque es uno de los muchos pintores italianos desconocidos.
En resumen y como conclusión, Caravaggio de una niñez y juventud complicada, rodeado de la enfermedad y la muerte por la peste; inmerso en  aventuras, juegos, y malas compañías, tras una época de aprendizaje en Milán,  se traslada a Roma donde tiene que buscarse la vida en un ambiente muy competitivo entre pintores y hostil en general. Como consecuencia probablemente de enfermedad o enfermedades su personalidad ya extraña se deteriora dando lugar a explosiones de violencia, peleas y duelos. Al final es un hombre perseguido y atemorizado[7] que busca una reivindicación de sí mismo que no consigue.
No obstante lo anterior, en cualquier época de la vida de Caravaggio, salvo en la primera de la que no se ha encontrado nada por el momento, la producción pictórica no es mucha en cantidad, pero es excelente, incluso sublime, lo que le deja en el altar de los genios de la pintura.
Y para finalizar y si me lo permiten, una broma. Una vez me preguntaron cómo era ese Caravaggio del que se habla, y dije que yo lo imaginaba como una extraña mezcla entre D. Juan Tenorio y Salvador Dalí… Ése Dalí, otro genio, con una mente compleja…
Nos vemos en la próxima entrada. Saludos.
José L. Cestero (nobiliano@gmail.com)


[1] Sobre sólo cuatro de los papas que “reinaron” en aquella época, vean entre paréntesis las familias de rancio abolengo a las que pertenecían: Clemente VIII (Aldobrandini), León XI (Medicis), Pablo V (Borghese), y Urbano VIII (Barberini)
[2] Resulta incluso un poco cómico desde el punto de vista de hoy, el relato de Orazio Gentileschi contestando la denuncia de Giovanni Baglione, cuando refiere a que él espera que Baglione le salude y se quite el sombrero, y Baglione esperaba lo mismo, con el resultado de que ambos pintores no se saludaban. También refiere Orazio Gentileschi que hace tiempo que Caravaggio espera que él le salude, pero que hace seis meses que no habla con él…Como ven el asunto de los saludos tenía mucha importancia en aquella sociedad.
[3] Aunque sí hubo retrasos como por ejemplo en el cuadro “La muerte de la Virgen”, véase la entrada de fecha 3 de julio de  2.011.
[4] Tomo la traducción que me merece más confianza de Luis Antonio de Villena, en el apéndice III de su impagable libro “Caravaggio exquisito y violento” Editorial Planeta, año 2.000. Otro de los libros que yo recomiendo a los aficionados, pues quizá sea lo mejor y más original que se haya escrito en español sobre Caravaggio.
[5] Véase la entrada en el blog de 16-12-2010 donde se comenta el cuadro “Amor victorioso” y el de 14-6-2011 donde se comenta el cuadro “San Juan Bautista” del Museo Capitolino de Roma.

[6] Ver entrada en el blog de 18-12-2010.
[7] Probablemente paranoide o quizá epileptoide, o de epilepsia subclínica como diría Vallejo Nagera. Cfr. Vallejo Nagera “Locos Egregios” , p. 94-95