martes, 14 de junio de 2011

CARAVAGGIO: POSIBLES TENDENCIAS SEXUALES (parte I)




Miren este cuadro de  Caravaggio detenidamente.
¿Ustedes ven aquí a San Juan Bautista?
Yo no lo vi la primera vez que miré la lámina, ni lo vi cuando contemplé el cuadro en Roma, ni lo veo ahora.
Pinchen con el ratón la foto, se hará más grande. Tómense un poco de tiempo en observarlo.
Este cuadro curiosamente se titula “San Juan Bautista”. Sería el San Juan Bautista II, en la útil clasificación de Robb,  (hay varios San Juan Bautista más de Caravaggio, pero éste se encuentra en el Museo Capitolino de Roma). Un cuadro muy especial, controvertido, absolutamente transgresor. No se lo pierdan, está pintado en 1.602, no en el siglo XX en Paris,  cuando se podían pintar desnudos integrales a troche y moche, y no pasaba nada. Está pintado en pleno integrismo contrarreformista, y en Roma, donde  vivía el Papa, es decir donde el pensamiento del Papa lo era todo.
El cuadro fue un encargo de un potentado romano llamado Ciriaco Mattei. Al parecer como regalo para su hijo,  Giovanni, cosa que yo no me creo mucho. Eso me parece una excusa, pues es sabido que muchos papás hacen regalos y compran juguetes para sus hijos, cuando en el fondo el destinatario final es el propio papá. De eso saben algo los que venden maquetas de trenes eléctricos, por ejemplo.
Ciriaco  Mattei era igual que el Cardenal del Monte, un coleccionista. Le encantaba Caravaggio.
El protagonista de este San Juan Bautista II no es otro que el mismo chico que hace de ángel en “Amor Victorioso”, Francesco Boneri, es decir Cecco del Caravaggio un año más mayor, (véase la entrada de fecha 18-12-2010  para más información sobre Cecco). En aquel tiempo, Francesco,  o Cecco, vivía o frecuentaba a Caravaggio, eso en principio, no tenía mucho de particular, pues los aprendices en aquella época solían vivir en la casa de sus maestros. Caravaggio de aprendiz, también había vivido con su maestro Simone Peterzano en Milán.
Vuelvan al cuadro y observen la cara del presunto San Juan Bautista, esboza una ligera sonrisa, nos mira con picardía, está reclinado, en una extraña postura, se ven con claridad sus genitales, y el carnero insolentemente cerca.
La pose está inspirada en uno de los “ignudi” que pintó Miguel Angel al fresco en la Capilla Sixtina y que Caravaggio debió estudiar:
Hay otra versión del cuadro en la Galleria Doria Pamphilli de Roma en que la sonrisa se matiza más, hasta casi desaparecer, y la parte genital también se oscurece más. A alguien le gustó el cuadro, sin duda, pero le pareció excesivamente atrevido… o incluso peligroso tenerlo.
Es cierto que antes de Caravaggio se había pintado al San Juan Bautista casi desnudo y también joven, pero aquí hay algunas piezas que no encajan. Habitualmente se pinta al Bautista con un palo largo con una cruz, que aquí no aparece; se pinta junto a una charca o río (lo que recuerda el bautismo), y nuestro protagonista está como en una cama, con pieles y suntuosas telas; y se pinta con un cordero, no con un cornudo carnero.
A ver si resulta que no es un San Juan Bautista…  Pues ya habido algún autor que lo ha afirmado, y al margen de las dudas que nos suscita la visión del cuadro, se añade algún dato objetivo, pues hay un documento de compraventa del cuadro de 1.628 que le pone como título “Coridón”, que era la representación profana de un pastor mencionado por un clásico como Virgilio, y que según la Egloga 2ª intenta conquistar, en vano, los favores del joven Alexis, el cual recibe las atenciones no de Coridón que lo pretende, sino de Yolas. En definitiva, un rebuscado asunto bucólico-pastoril y de tendencia homosexual. No obstante, y para ser honestos, en otros documentos e inventarios, incluso posteriores, aparece el cuadro con el título hoy conocido como de San Juan Bautista.
Si era realmente un San Juan Bautista lo que quería pintar el maestro, es el cuadro más atrevido que ha dado la iconografía de la Iglesia Católica en toda su historia. ¿Por qué hacer semejante cosa? Otro misterio más en torno a Caravaggio.
En mi opinión, el título y algunos elementos dan la apariencia de un San Juan Bautista, pero Caravaggio en el fondo estaba pintando algo bien distinto. Pensemos que el cuadro no era para una iglesia, era para un particular, para estancias privadas. Resulta todo bastante sospechoso. Parece que era preciso dar una cobertura correcta a algo que tenía una intencionalidad erótica. En aquel tiempo, a diferencia de hoy, no había un acceso fácil a la pornografía, y los elementos de excitación onanista (onanista es relativo a la masturbación), se vehiculaban a través de dibujos, cuadros clandestinos, y también esculturas. No descubro nada nuevo si digo que muchas imágenes casi desnudas de la imagen de San Sebastián han servido para sublimación de recónditos deseos sexuales, especialmente de tendencias homosexuales masculinas.
El cuadro que nos ocupa, por su temática, se me antoja excesivamente ambiguo como para considerarlo un cuadro de devoción.
Alguna vez me lo han preguntado. ¿Quiere decir esto que existe una tendencia homosexual o pederasta en Caravaggio? En sí mismo no, pero aparecen otros leves indicios, que hacen pensar que sí, que lo fue, al menos circunstancialmente. Cierto que no encontráremos un documento o  testimonio de la época que directamente lo confirme, porque la acusación por delito de sodomía (que así se llamaba), podría conllevar hasta la muerte del acusado. Era algo muy serio acusar a alguien de eso. Estos asuntos se manejaban con total secreto y discreción. Tampoco era ésta la más grave preocupación de la Inquisición en aquel momento, que estaba mucho más vigilante ante posibles desviaciones heréticas de la doctrina oficial del Papa, que ante asuntos que se podían soslayar con simplemente toneladas de silencio.
En la única fuente fiable que tenemos de palabras de Caravaggio, que es la transcripción literal del interrogatorio a que es sometido como consecuencia del proceso por injurias a denuncia de Giovanni Baglione y Tommaso Salini (alias Mao) –ver la entrada en el “blog” de fecha 18-12-2010-.  A Caravaggio se le hace una pregunta aislada, que me llamó en su día la atención. Se le pregunta: “ si conoce a un tal Giovanni Battista, joven que vive detrás de los Banchi” ¿A qué venía esto? ¿Por qué precisar lo de joven? Caravaggio responde negando que conozca a tal joven. La pregunta venía a cuento, porque Mao había dado a entender en su declaración judicial que los versos injuriosos provenían físicamente, no en su redacción, de un mantenido de Caravaggio y Onorio Longhi que se llamaba Giovanni Battista y que vivía detrás de los Banchi. Esta declaración era un dardo envenenado porque daba a entender al juez, sin denunciarlo, que ambos tenían a su merced a un “bardasa” o jovencito mantenido para sus caprichos sexuales. Eso era muy grave. Estos hechos ocurren un año después de que pintara el San Juan Bautista II que hemos visto. ¿Estaba confundiendo Mao el nombre del “joven” con el del cuadro, y en realidad se refería a Cecco? Puede ser o puede no ser. Todo es confuso. Son hipótesis. Todo es siempre un tanto turbio en lo que se refiere a Caravaggio.
Veamos este otro cuadro:
 Se trata de “Los Músicos” o también “Concierto de jóvenes”, se encuentra en Nueva York, y fue pintado unos seis o siete años antes que el San Juan Bautista II. El cuadro se pintó por Caravaggio en su primera etapa en que estuvo viviendo protegido por el Cardenal del Monte. Este cardenal, coleccionista, amante del arte y la ciencia en general, tenía en su palacio acogidos a varios jóvenes artistas, músicos, pintores y poetas. Se respiraba en ese palacio un ambiente muy refinado y propicio para el arte.
El cuadro me da la impresión de dulzura, de tranquilidad, de ambiente renacentista, de una cierta nostalgia por el arte de la roma antigua. A la izquierda, aparece un joven como un cupido con alas y con racimos de uva; al lado un laudista afinando la cuerda del laúd, de mirada amable, pero un poco lánguida, y labios carnosos, sacando un poquito la lengua, pero no puede estar cantando cuando está afinando el instrumento; detrás, y en cierta penumbra está Caravaggio autorretratado en esa época; otro personaje de espalda desnuda con la partitura en la mano, podría ser Mario Minniti, el más amigo de Caravaggio en esos tiempos (véase la entrada de 10-12-2010 y más en concreto el delicado cuadro “Muchacho con cesto de frutas”).
Desde la Roma imperial o quizá antes en Grecia, la belleza física y espiritual se encontraba en la juventud, y los artistas que siempre van más allá en las cosas, podían encontrarla tanto en lo femenino como en lo masculino, o en una mezcla ambigua, en la que ya no importa tanto el sexo como la propia belleza en sí.
Así, podríamos seguir contando varios episodios más y elucubrando sobre ellos. Quizá estemos dando la imagen de un Caravaggio facineroso y rijoso; no lo pretendo.  Él era ante todo un artista, un joven pintor solitario llegado de la parte de Milán, sin familia, y en realidad necesitado de protección en una Roma totalitaria y convulsa.
¿Pudo haber homosexualidad en el palacio del Cardenal del Monte? Probablemente, pero si lo había, era discretamente, allí lo fundamental era el servicio del Cardenal y el arte.
La homosexualidad en la pintura había tenido otros grandes exponentes. Sin ir más lejos los geniales Miguel Angel y Leonardo da Vinci. También muchos otros. Y ahora que menciono a Leonardo, quiero recomendar vivamente a mis amables seguidores el libro de una amiga, Dolores García Ruiz, titulado “El secreto de Mona Lisa”, en forma de novela interesantísima, nos enseña y desgrana múltiples aspectos de Leonardo da Vinci, de sus cuadros, y en especial del cuadro de la Gioconda. La novela está siendo reeditada, y ningún aficionado a la pintura de habla hispana, debería perderse esta joya. Volveré a informar sobre esto, y además, trataré de convencer a Dolores para que nos regale unas líneas en este “blog” sobre algún aspecto que considere oportuno.
Es preciso comentar algunas otras cuestiones importantes sobre el aspecto de la tendencia sexual en Caravaggio, y me parece imprescindible tratar con algún detenimiento su relación con las mujeres, pues en mi opinión, fue más heterosexual que homosexual, no obstante, todo esto, yo sé que será discutido e interpretado de muy diversa manera, como es natural. Prueba de ello es por ejemplo, que en la película de 1986 de Derek Jarman sobre Caravaggio se nos presenta un Caravaggio muy extraño, y homosexual; y en la serie de la RAI de 2.007 un Caravaggio sujeto paciente de abusos infantiles en casa de Peterzano, pero eminentemente heterosexual. Así que continuaremos en una próxima entrada con este especulativo asunto.
José Luis Cestero (nobiliano@gmail.com)

3 comentarios:

  1. Sin ánimo de ofender; pero ¿Además de especulativo, no le resulta estúpido el asunto? ¿Qué añade o qué quita a la figura del pintor sus tendencias sexuales?

    Salud

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  2. Sin ánimo de ofender; pero ¿Además de especulativo, no le resulta estúpido el asunto? ¿Qué añade o qué quita a la figura del pintor sus tendencias sexuales?

    Salud

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    Respuestas
    1. Muy bien dicho Jose Angel, es todo parte de la moderna, y perversa, actitud de estos tiempos, el interés morboso en la sexualidad del otro como si eso tuviera relevancia a la hora de juzgar un obra de arte por sus valores intrínsecos, es decir los estéticos.

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