En Valencia, en la estatua al pintor Ribera en la imagen que de él nos ofrece el escultor Benlliure.
Ribera, el gran Ribera uno de los genios de la historia de la pintura, un caravaggista sobre el que se ha escrito mucho, pero no crean, también hay muchas lagunas que nosotros poco a poco iremos poniendo en evidencia.
En Ribera nos vamos a encontrar un monstruo del claroscuro, elevado a una importante categoría profesional, con un taller en plena producción, como si de una factoría se tratase.
No es la primera vez en este blog que hablamos de Ribera porque ya en la entrada de fecha 27-7-2011 y con ocasión de la Exposición en Madrid 2011 dedicada al Joven Ribera, hablamos monográficamente de él, pero ha llegado el momento de entrar en su figura con una cierta profundidad. Tal como se merece.
Algunas cuestiones previas deben resolverse, si se puede.
Para empezar el nombre del pintor porque en esto hay algo de confusión. Nuestro protagonista se llamaba oficialmente según el acta de su bautismo acaecido en Xàtiva, en fecha 17 de febrero de 1591, JOAN JOSEP RIBERA. No obstante ustedes podrán encontrarlo escrito de maneras muy parecidas como, Juan José Ribera, José Ribera, Joseph o Josephus Ribera, o las italianizantes Giuseppe Ribera, Juseppe o Jusepe Ribera. Este último es al parecer el que prefería el propio Ribera, lo que se deduce por la cantidad de cuadros firmados que lo están de esa manera, y, por supuesto, añadiendo la partícula “de” entre el nombre y apellido.
He aquí la firma que con más frecuencia utilizó: Jusepe de Ribera español.
El segundo apellido de Ribera era Cucó. El apodo tan conocido es “Lo Spagnoletto”, en italiano, (El españolito; o el Españoleto como será conocido en España). El mote se lo pusieron en Italia seguramente por la unión de dos observaciones ya que era muy jovencito cuando llegó, y de baja estatura. Su padre era zapatero y se llamaba Simón Ribera. Que sepamos, por tanto, no venía el pintor de tradición familiar. Del estudio concienzudo del catálogo actualizado del pintor (unas 375 obras), se extrae la conclusión de que el nombre que prefería era el de JUSEPE DE RIBERA, con el nombre italianizado.
La vieja polémica sobre si debe considerársele un pintor italiano o español, carece hoy día de sentido. No está demostrado que fuera alumno de F. Ribalta en Valencia. Lo cierto es que de muy joven se traslada a Italia, y vive la mayor parte de su vida, con diferencia, en Nápoles, que en ese momento era territorio español. Por lo tanto es innegable que su aprendizaje superior e influencia fuera de pintores italianos, pero su procedencia era sin duda española. Él siempre tuvo muy presente y a gala, ser de su ciudad natal Xàtiva, ser valenciano y español. En este sentido algunos cuadros los firmaba con fórmulas como éstas: “Josephus Ribera, Valentinus, civitatis setabis, hispanus, me fecit” _(José de Ribera, valenciano, de la ciudad de Xátiva, español, lo hice)_; o cuando por algún motivo quería realzarse por la realización de un cuadro, introducía el solemne “Academico Romano”, pues en su estancia en la ciudad de Roma había sido nombrado miembro de la Academia de San Luca, como tiempo antes también lo había sido Caravaggio.
Así que ya tenernos la primera similitud entre los dos pintores: ambos fueron académicos. También ambos nacieron en sitios fuera de donde triunfaron, ambos salieron de niños o muy jóvenes en busca de esa fama y fortuna, pues es evidente que tenían habilidades extremas para el dibujo y la pintura, aunque por desgracia, no tenemos constancia de ninguna obra de los años infantiles o de adolescencia de ninguno de los dos pintores.
Ambos artistas tuvieron un mote por la zona de procedencia, cosa que era muy normal entonces: El de Michelangelo Merisi por Caravaggio; y Jusepe de Ribera por L’Spagnoletto (el Españoleto).
La diferencia de edad entre ambos era de 20 años, más mayor Caravaggio. En la época en que vivieron ambos se demandaba mucha imaginería religiosa católica. Así que ambos pintaron muchos temas iguales. Ya que Ribera vivió muchos más años que Caravaggio le dio tiempo a pintar mucho más. Se ha dicho que Ribera pintaba sólo santos y martirios de santos. No es cierto eso ni mucho menos. Ribera pintó de todo, incluido paisajes, es cierto que lo que más pintó fueron figuras de medio cuerpo o tres cuartos fueran santos o no. Esto es decir, resumiendo, mayoritariamente pintó:
-Apóstoles. Series enteras de ellos.
-Santos, sin martirio o con martirio.
Entre los martirizados, los preferidos eran:
a) San Sebastián, Un clásico. Generalmente representado por un adulto joven era un capitán romano), casi desnudo, atado a un árbol o columna y con flechas clavadas. En ocasiones es atendido piadosamente de sus heridas por Santa Irene y también con otras santas mujeres. Dedicaremos un monográfico a este tema.
b) San Lorenzo. Quemado en una parrilla. Tal como lo está imaginando como una barbacoa.
Discutida la autoría es un ejemplo muy claro de la temática que exponemos. A destacar al romano señalando al ídolo que el mártir niega. Cuadro propiedad del Cabildo Metropolitano de Zaragoza. Basílica del Pilar.
c) San Bartolomé. Se suele representar cuando le están desollando vivo.
Vemos aquí un ejemplo explicito de crueldad que se encuentra en Osuna (Sevilla), destaca la musculatura tan real del brazo izquierdo y el siniestro personaje que está a en la parte superior derecha.
d) San Andrés. Se representa crucificado aunque no clavado a la cruz, sino atado a ella. Dicha cruz lo es en forma de X. Prácticamente lo mismo se puede decir de San Felipe.
e) Santa Lucía. Le arrancaron los ojos. Suele representarse con un cuenco donde están sus ojos arrancados.
f) Santa Agueda. Sufrió la amputación de un pecho con unas tenazas. Suele dar lugar a cuadros de una gran belleza donde se esmera el pintor en contrastar la belleza de la santa, con la crueldad perpetrada contra su cuerpo, más o menos evidenciada. Aunque Ribera no pintó está imagen, (de mujeres la Ribera pinto sobretodo la Virgen y María Magdalena), sí que he considerado oportuno incluirla pues sus sucesores artísticos sí que la pintaron. Está en proyecto dedicar un monográfico.
-Filósofos. Esto de los filósofos requiere una mínima explicación, cual es, que se consideraba de buen gusto tener en estancias y bibliotecas, iconos de la sabiduría de la antigüedad para realce del saber y de las virtudes. Algunas veces los mismos modelos pictóricos que servían para santos también servían para un filósofo.
Un ejemplo de Demócrito del Museo del Prado, lleva en la mano derecha un compás, sus ropas son muy modestas parece un personaje muy popular que esboza una sonrisa nada habitual. En algunas obras lo ponen como título “Arquímedes”
- Los sentidos. Eran representaciones personificadas de lo sensorial; según qué sentido se representara se complementaba visualmente con un elemento u otro. Se salía, sin llegar a la frivolidad, de la temática estrictamente religiosa
Puede verse este “El Tacto” del Museo del Prado donde un hombre ciego, (se ha querido identificar la imagen con la de un escultor llamado Giovanni Gonelli, llamado Gambassi, por eso durante un tiempo fue conocido el cuadro como “El escultor ciego Gambazo”. El hombre toca y retoca un busto clásico.
Al igual que Caravaggio, Ribera también hizo retrato de caballeros o damas, pero no demasiados. Pintó con gran éxito otras composiciones religiosas más complejas, así como mitológicas o de tipos curiosos o que resultaban interesantes en aquel momento (mendigos, jugadores, músicos o personas con taras) y que iremos desgranando.
No sabemos en realidad nada sobre el viaje de Ribera desde España a Italia. Especialmente la carencia del dato del año del viaje produce mucha dificultad en el datado de las primeras obras de la juventud de Ribera. Se especula que viajaría con su hermano Juan Ribera, quien también adoptó la profesión de pintor de taller a la sombra de su hermano José (Jusepe). Se cree que Ribera llegaría a Génova y después se situaría en Roma quizá con algún familiar o amigo de la familia para allí formarse a gran nivel como pintor. Ahí es cuando podemos imaginar a un joven Ribera de unos 15 años pasándose por casa de Caravaggio en 1.606 y observando algunas técnicas del Merisi, además de ser testigo de la agitada vida del genio. Es muy posible que también estuvieran por la casa en aquel momento los muy jóvenes Bartolomeo Manfredi, Cecco del Caravaggio y Antonio Galli L’Spadarino. Todo esto es una hipótesis claro, pero no tan descabellada si nos atenemos a los últimos descubrimientos sobre la biografía del pintor y su ahora más conocida actividad febril en Roma.El primer vestigio documental de la presencia de Ribera en Italia es un documento del S. XVIII por el que se transcribe el pago el 6 de junio de 1611 de un cuadro realizado en Parma. La presencia de Ribera en Parma está también confirmada por Mancini. ¿Qué significa esto? Esto significa que Ribera fue llamado a Parma para trabajar encargos de cuadros religiosos para iglesias, familia o por influencia de los Farnesio _familia aliada de España en Parma_, y que debió ir allí sobre 1610. Pero cuando alguien va encargado, por muy joven que sea, debe haber demostrado bastante capacidad anteriormente como pintor, lo que hace muy lógico que Ribera pudiera estar en Roma algunos años antes ¿Por qué no en 1606? Pudo entonces haber conocido a Caravaggio, y a todos los caravaggistas de primera generación.
De la época parmesana tampoco ha quedado casi nada; sólo ha quedado una copia deteriorada del original sobre el tema “San Martín divide su manto con un pobre”.
En próximas entradas iremos profundizando en la figura de Ribera, , así como en la comparativa con Caravaggio, el español también tiene episodios secretos o poco aclarados, curiosos, e incluso históricas acusaciones no probadas, todo ello sazonado con maravillosos cuadros que vale la pena conocer.
Hasta pronto amigos.
José Luis Cestero
nobiliano@gmail.com
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