domingo, 19 de febrero de 2012

CARAVAGGIO: SU CARÁCTER, SU PERSONALIDAD (PARTE II);NEC SPE NEC METU (ni esperanza ni miedo)



Caravaggio "El Prendimiento" Detalle




En el anterior comentario del blog nos ocupaba el cuadro “El Prendimiento”, veíamos a ese hombre a la derecha que iluminaba la escena y estiraba un tanto el cuello, como para cerciorarse de cuanto allí estaba sucediendo con la luz que proporcionaba. Pero lo sabía perfectamente. Y tanto. Ese hombre era Caravaggio. Es uno de sus magníficos autorretratos. Pero… ¿Cómo era ese hombre? O quizá mejor… ¿Cómo lo veo yo cuatro siglos después de su muerte?
         Caravaggio era lo que yo llamo “una mente compleja”. Desechen cualquier reduccionismo, cualquier frase simplista sobre él. Ustedes podrán encontrar recortes periodísticos con etiquetas de que era un hombre violento, que era un homosexual, que era un asesino, etc. No se queden con nada de eso solamente, porque Caravaggio era algo de eso y no era al mismo tiempo, y era muchas otras cosas más.
No demos un solo paso más sin antes pensar: ¿Por qué estamos hablando de él? Estamos hablando de él porque era un genio de la pintura. No perdamos eso de vista. Su personalidad compleja, como por ejemplo, la de otro genio cual era Goya, se trasluce cada vez con más claridad a medida que vamos sabiendo y deduciendo sobre su vida y también su obra. Su personalidad sin la pintura podría  interesar a un psicólogo o psiquiatra, pero a nosotros no nos interesaría. Sólo su relación con el arte pictórico nos atrae. Hace  bastantes años ya, el psiquiatra y escritor Juan Antonio Vallejo-Nágera publicó un libro titulado “Locos Egregios”[1] en que comentaba y estudiaba el perfil psicológico de personas importantes en la historia, y entre otros, el de Caravaggio. Concluía con la observación de rasgos de psicopatía. Así Caravaggio sería un psicópata explosivo de características epileptoides.
Bien, la posibilidad de daños cerebrales en nuestro protagonista no es nada desdeñable, y puede que  vinieran de lejos. Me explico: Sobre 1592 se sabe por Mancini que Caravaggio fue ingresado en el Hospital de la Consolazione de Roma, pues había sufrido la coz de un caballo y se le había hinchado mucho la pierna[2]. Muy poco se sabe de este suceso. Allí, en el hospital, se dice que pintó varios cuadros, por lo que debió estar ingresado bastante tiempo. El asunto llama la atención escasamente a los biógrafos, sólo para decir que tras esa estancia no vuelve al estudio del pintor Giuseppe de Cesari  (El Caballero D’Arpino), y su hermano Bernardino de Cesari. Pero a mi me llama la atención que en ese momento Caravaggio, un hombre bastante joven, estuviera tanto tiempo ingresado, y para mí la razón no explicitada, y es bastante claro, que, o tuvo una fuerte infección a consecuencia de la herida o tuvo una infección previa, o intrahospitalaria. ¿Por qué estuvo tanto tiempo? ¿Pudo tener una gangrena? ¿Quizá meningitis, que puede, si se supera, dejar secuelas neurológicas y/o sordera? ¿Especulaciones? Sin duda, pero en el estudio de Caravaggio advierto un deterioro progresivo y constante de su personalidad. Poco tiempo después de salir del hospital pintaba así:
 
Y al final de su vida pintaba así:
 

De colores más claros y temas picaros y amables a lo oscuro, torturas y martirios al final de su vida. La diferencia está clara. Y más que podríamos decir. Es solo una posibilidad, pero que tuviera su conducta desordenada y agresiva posterior, un origen patológico, no es nada desdeñable en mi opinión.
Ni esperanza ni miedo (Nec spe nec metu)[3]. Esto llevaba grabado en la espada Caravaggio. Quedé fascinado cuando la leí por primera vez. ¡Qué profundidad la de Caravaggio! Pero no, dicha frase o lema fue acogida por muchos en su época. Una reafirmación del deseo de vivir al límite. Muy interesante, pero ya lo llevaba Felipe II como divisa. Felipe II líder hegemónico mundial en su tiempo, y al que Caravaggio seguramente detestaba por español e invasor, pero que al mismo tiempo imitaba vistiendo a la elegante moda española del negro y blanco con delicados terciopelos.
El lema Nec Spe Nec Metu fue utilizado por Seneca muchos siglos antes y él lo tomó de algún filósofo estóico como Hecatón. Nada nuevo bajo sol (Nihil novi sub sole), otra frase hecha que diría yo.
En el transtorno explosivo intermitente que Caravaggio seguramente padecía, el sujeto deriva fácilmente a la ira, y suele haber un posterior arrepentimiento o autorreproche. Como no interpretar el suceso relatado por Francesco Susinno más de cien años después de la muerte de Caravaggio cuando decía que le ofrecieron agua bendita para la reparación de pecados veniales, y él la rechazó por innecesaria, porque los suyos no eran veniales, sino que eran mortales. Como algunos autores piensan, y yo modestamente también, Caravaggio buscó al final un perdón, no sólo a un homicidio, en el que por cierto, podía perfectamente haber sido él el muerto, no lo olvidemos, de hecho fue herido de cierta gravedad, un perdón, como digo, general a lo que había sido su vida.
Caravaggio fue emocionalmente inestable. Lo que considerase una agresión, recalco lo que él considerase como agresión, podía derivar rápidamente en insultos, en una pelea o en sacar a relucir las armas. Vean sino este suceso que sigue. 
Una cuestión alcachofas:
Imaginen que están ustedes en una taberna romana, primeros años del siglo XVII, y en la mesa de al lado usted oye una voz insolentada que le dice al camarero “¡Maldito cabrón! ¿Te crees que estás sirviendo a un palurdo?”[4] Acto seguido quien decía ese insulto tomó el plato y se lo tiró a la cara al camarero, y le hirió en la mejilla. Ese era Caravaggio. El conflicto surge porque Caravaggio pregunta al camarero sobre cuáles de las alcachofas servidas en el plato habían sido guisadas con aceite y cuáles con mantequilla. Pietro el camarero, dice que le contestó “huélelas y lo sabrás fácilmente”, sin embargo, un testigo dice que cogió del plato una alcachofa (¡!) y se la llevó a la nariz para olerla. Evidentemente Caravaggio explotó. Sobre si Caravaggio tomó la espada cercana o no, existen divergencias porque el camarero denunció que sí salió el acero a relucir, y un testigo dijo que no lo vio. A mi no me extrañaría que sí, dado que es muy normal que Caravaggio tomara o hiciera ademán de tomar la espada como diciendo “ …y ahora, si te atreves, contéstame”. La denuncia no prosperó. Mejor a la larga para el pobre camarero Pietro. Caravaggio tenía entonces influyentes padrinos y peligrosos amigos.
Otra de las posibles causas de su agresividad y extraño manejo se ha querido buscar en el uso de sustancias utilizadas en los talleres de pintura con compuestos tóxicos que dañan el cerebro. Esto no es nuevo, se ha dicho en muchas ocasiones. Yo creo que en todo o en parte esto tiene responsabilidad. En aquel tiempo no se tenía ni idea de problemas generados por mercurio o por plomo u otros metales. Los colores, eran piedras, polvos. Se machacaban, se molían. Eso producía polvo que se respiraba, además, se mezclaban aceites y se añadía sustancias de cohesión, incluso secretas, porque a todos los pintores les gustan tener sus “trucos”. Además, los pintores profesionales caravaggistas, pese a que por lo general todos trabajaban bastante deprisa[5], se pasaban muchas horas pintando al día, pues debían satisfacer los encargos en los plazos contratados, y se comprometían a veces más de lo que podían.
Esto último me lleva a otra de las características de la personalidad de Caravaggio: era un hombre bastante concentrado en lo que se proponía. Cuando pintaba no paraba, cuando se iba de “jarana” por los barrios bajos, estaba de fiesta y no pintaba, claro que me temo que esto debió tener algunas o muchas excepciones sobretodo en las noches veraniegas romanas.
Si reconsideran de nuevo el incidente de las alcachofas, me gustaría hacerles notar lo que yo entiendo como un aspecto capital en el entendimiento de la figura de Caravaggio: él siempre quiso ser importante. Y no lo disimulaba. El quiso ser un caballero. Nada original con respecto a lo que podría desear un joven en su época. No sólo era una cuestión de dinero. Caravaggio con algunos cuadros llegó a ganar bastante dinero, aunque probablemente lo perdiera en gran parte en apuestas y juegos. Lo primordial es que se le guardara lo que él entendía por el debido respeto. No soportaba la falta de respeto. Eso de los demás hacia él, y de él a los demás, pretendía proyectar mediante signos externos que era merecedor de dicho respeto, así el tener criado, el llevar una buena espada, un buen traje negro, etc... pero los pintores gustaban además de lucir una cadena de oro. Que Annibale Carraci hubiera recibido una cadena de oro por sus obras en el Palacio Farnesio, quizá tenía un pase, porque Carraci era un pintor extremadamente bueno, pero que le hubieran dado una cadena de oro a un pintor tan mediocre como G. Baglione eso, le comía las entrañas por la envidia. Sólo casi al final de su vida, en Malta, Caravaggio fue recompensado con una cadena de oro por el gran maestre Alof de Wignacourt cuando se hizo caballero de la orden de Malta y ello tras pintar el colosal cuadro La degollación del Bautista, del que hablaremos en otra ocasión más extensamente.
Aquí pueden ver el prototipo de caballero pintado por Caravaggio. Se trata del mencionado Alof de Wignacourt. Cuadro que se encuentra en el museo de Louvre en París. Sólo llamaros la atención de que al margen de la coraza dorada, la presencia de un paje que sostiene el casco con plumas realza todavía más la grandeza del personaje retratado.
Lo dejo aquí por ahora, y espero poder seguir profundizando un poco más en una tercera parte en esta personalidad del genio llamado Caravaggio.
J. Luis Cestero (nobiliano@gmail.com)




[1] Editorial Planeta, Primera Edición de 1989. Si encuentran este libro, no lo duden, cómprenlo.
[2] El asunto no queda del todo claro, de hecho Robb traduce las palabras de Mancini “…fue atacado por una enfermedad…”
[3] Otras veces se encuentra traducido por “Sin esperanza sin miedo”  e incluso otras formas. Se puede ver en internet un completo trabajo de la profesora de la Universidad de A Coruña,      Sagrario López Poza sobre esta máxima o divisa.
[4] Es una traducción mía un tanto forzada porque como agudamente indica Graham-Dixon la palabra de jerga “barone” (barón), en ese momento, tenía un sentido peyorativo como de “un individuo estirado que piensa que tiene gusto, pero no lo tiene” pag, 301 de su libro “Caravaggio. Una vida sagrada y profana”………………………………………………...
[5] Era proverbial la velocidad pintando de Ribera y de Luca Giordano (Lucas Jordán en España) entre los caravaggistas destacados, además de otros.

sábado, 18 de febrero de 2012

CARAVAGGIO: EL PRENDIMIENTO. CARAVAGGISTAS: DIRK VAN BABUREN Y GERARD SEGHERS




Beso traicionero, soldados, empujones, violencia, gritos, huidas, alguien ilumina la dramática escena… Alto.No se muevan. Estamos ante una detención en toda regla. El detenido es Jesucristo. El pintor que ha reflejado la historia es Michelangelo Merisi, el Caravaggio. No hay una versión mejor de otros autores. Esa es mi opinión. Bueno, en realidad ni siquiera hay tantas versiones de estos hechos como pudiera pensarse.
Tras la Última Cena, Jesús se retira a orar en el huerto, Él sabe los acontecimientos que inexorablemente se van a producir. Ha comenzado el proceso llamado La Pasión de Jesucristo. Se ha dado orden de detención contra Jesús, y se va a ejecutar. Como es hora nocturna en el huerto no hay luz, (terreno un poco difícil para Caravaggio, pero que lo solucionará fácilmente), se necesita para el drama luz artificial. Los soldados están preparados. La señal para actuar es un beso que Judas, el discípulo traidor Judas, dará a Jesús, señal inequívoca para lo soldados sobre el sujeto que ha de ser detenido. Algún seguidor de Jesús tratará de defenderlo de forma muy humana con la espada en la mano, el llamado Juan, será en vano, también huirá, pues todo ya estaba escrito.
El cuadro de 133 x169’5 cm. titulado “El Prendimiento”, fue pintado en 1.602 para un aristócrata y acaudalado señor romano llamado Ciriaco Mattei, cuando Caravaggio estuvo residiendo en el palacio de su hermano el cardenal Girolamo Mattei. El cuadro se conserva en Dublín, Galería Nacional de Irlanda.
Observen la visión general del cuadro. Su movimiento. Su dinámica. El Judas no sólo ha besado a Jesús, lo ha asido por el hombro, y el soldado le ha lanzado el brazo izquierdo para agarrarlo, de tal forma que esas fuerzas lo empujan hacia la izquierda. Esa tendencia es remarcada por la figura de San Juan, que huye despavorido saliendo del cuadro por la izquierda, con la curiosísima visión, de que su manto rojo se hincha en el aire, en el arco que forma las manos de los soldados, que ya la han agarrado, para detenerlo a él también, y el movimiento de su huida.
Los seguidores de este blog ya habrán notado, como en otros cuadros comentados de Caravaggio, que los soldados son contemporáneos de Caravaggio y no del tiempo de los romanos. Eso tenía por objeto acercar la conciencia del suceso al tiempo presente, y además, pintar las corazas de ese tiempo, era más fácil de conseguir que las de diecisiete siglos antes. Sin embargo, los ropajes de Cristo, Judas y Juan, son de la época. Dos detalles que me llaman la atención son las filigranas en oro iluminadas del casco, y el manto azul de Cristo y de la manga de quien sostiene la candela. El color azul es un color no inédito, pero poco usado por Caravaggio.
En cuanto a las figuras, quisiera remarcar la de Jesucristo: Sus manos están entrelazas, estaba orando, nos lo recuerda el autor, y todo sucede muy rápido, no tiene tiempo de separarlas. Desea transmitirnos la sensación de que lo espiritual es vulnerado por la brutalidad. Por otro lado, Cristo es mostrado como un hombre delgado, físicamente frágil, ojos cerrados, que no opone resistencia, sensible, y con muestra del dolor infinito por lo que ya ha comenzado.
Atención al detalle de las uñas, en especial la del dedo pulgar de quien sostiene la candela, y del dedo pulgar de Judas también. Auméntelo con el zoom. Están negras de suciedad. Estos detalles realistas molestaban mucho a la jerarquía, pero Caravaggio no estaba dispuesto, por lo visto, a omitirlos.
La solución lumínica del cuadro es algo prodigioso. El que lleva la candela no es otro que Caravaggio, autorretratado, mejor que una firma, mucho mejor. Nuevamente participa en el cuadro en representación de todos nosotros.
Es el pecador, el que ayuda en la iluminación, el que coadyuva al crimen, como para recordarnos que si nosotros hubiéramos estado allí también lo habríamos hecho. De alguna manera, nos hace participes del prendimiento. Pero hay algo más. Algo extremadamente sutil. La luz del candil no es suficiente para justificar el reflejo de la luz en las figuras. Por ejemplo, no es posible que la luz destelle en el brazo izquierdo acorazado del soldado. Hay más luces. Alguien que no está pintado va a llegar de forma inminente. Y es que la luz que falta en la escena… la pone usted. Usted “lleva el otro candil” que ilumina el cuadro, y le hace de alguna manera estar presente y participe del injustificable prendimiento.
Esta obra maestra, uno de los cuadros de Caravaggio que más me gustan, fue encontrada en 1.990 –no hace tanto-, después de muchos años “perdida”. ¿Qué les parece? Estaba en la Casa de los Jesuitas de Dublín. El restaurador Sergio Benedetti fue quien redescubrió el cuadro. Las investigadoras Francesca Cappelletti y Laura Testa fueron quienes encontraron la acreditación documental en los archivos de la casa Mattei.
Pero las cosas muchas veces no son fáciles. Otro cuadro igual estaba en Odessa (Ucrania), y allí, ya en 1951 se aseguraba que el cuadro era auténtico de Caravaggio. Hoy en día se considera que es una copia, muy buena si se quiere, pero copia.
No se puede dejar de mencionar que poco después de descubrirse El Prendimiento” de Dublín, aparece otro cuadro más con igual tema y visos de autenticidad en la colección de una antigua familia italiana (Sannini). Pueden ver la versión Odessa y la romana en la página caravaggio.com. Tenemos ya tres cuadros posiblemente auténticos. Este último cuadro es comprado por un anticuario romano y un socio. La obra se limpia y se analiza, y en principio, los expertos afirman que es de la mano de Caravaggio. Tras esto, se desatan una serie de desavenencias entre el anticuario, la antigua familia propietaria, y otros personajes implicados, y el asunto se judicializa. Por el juez, se ordena una peritación a una empresa especializada sobre la autoría del cuadro que arroja el resultado: no es de Caravaggio. No sé a fecha de hoy cómo ha terminado todo esto. Si es que ha terminado. Me gustaría saberlo. Algunos piensan que el auténtico Prendimiento es éste, y no el de Dublín ni el Odessa. Otros piensan que los dos, incluso los tres, son auténticos. La doctrina mayoritaria estaría actualmente en que se tratarían de copias y el único auténtico es el de Dublín. Sea como fuere, el asunto es muy controvertido, porque lo realmente curioso del caso es que esta versión del anticuario romano es más alta y más ancha que la de Dublín, tanto es así, que al apóstol que huye por la parte izquierda en esta versión tiene el brazo casi completo; por otro lado, se ha detectado por rayos “arrepentimientos” que son inusuales en cuadros que son copias. Además, dónde se ha visto que una copia sea más grande y “complete” al original. ¿Pudo haber Caravaggio pintado algunas versiones de su propia mano? Es posible, sin ir más lejos se han aceptado varias versiones del cuadro “Muchacho mordido por un lagarto”, o del “Tañedor de Laud”, tan de moda hoy en España por la visita del gran cuadro al Museo del Prado procedente del Hermitage. También resulta probable que Caravaggio en aquel momento, y ante el innegable éxito de la composición pictórica del Prendimiento, dispusiera de seguidores caravaggistas como Cecco, como Manfredi, u otros copistas ex profeso que pintaran más versiones, usando los mismos o parecidos materiales e incluso con la ayuda del maestro.
Yo no he visto la versión de Odessa ni la romana, salvo en foto, pero sí la de Dublín, que es la que más me gusta y me parece auténtica, no obstante, en temas sobre Caravaggio trae muy poco rédito ser intransigente, y no descarto a las otras versiones como auténticas.
Como digo, el cuadro por su tema y composición tuvo gran éxito a través del tiempo. Se conocen muchas versiones y copias. Yo les ofrezco una muy buena, que está en el Museo del Colegio del Patriarca de Valencia. Autor anónimo. Al parecer la foto fue tomada lateral por causa del fuerte rebote de los focos de la sala en las partes negras del cuadro.


A tenor de esto, aprovecho para presentarles, aunque sea brevemente, a otros caravaggistas. Se trata en primer lugar de Dirk Van Baburen, holandés, nacido en 1595, es decir unos cuatro años más joven que Caravaggio. En aquel entonces los pintores jóvenes, deseaban trasladarse a Roma para perfeccionar sus conocimientos y estilo, con pintores romanos importantes, y poder degustar las magnificas obras de arte que allí había, también descubrían de paso, que había un ambiente cultural muy atractivo, y porque no decirlo, igualmente también “entretenido” en las noches romanas. Dirk se trasladó a Roma sobre 1613, -ya había muerto Caravaggio-, estuvo con su compañero pintor también holandés David de Haen y conocen a Bartolomeo Manfredi que les inyecta el caravaggismo. Dirk pintó un interesante Prendimiento que hoy se encuentra en la Galería Borghese de Roma
y otro en la Fundación Roberto Longhi de Florencia.
 Después Dirk volvió a su Holanda natal en 1620, y se estableció en Utrecht donde continuó con otro caravaggista llamado Hendrick Ter Brugghen, falleciendo joven cuatro años después.
Otro interesante Prendimiento es de un caravaggista llamado Gerard Seghers. Quizá no lo hayan oído nunca. Les doy unos pocos datos interesantes, y omito otros que no valen realmente para casi nada. Era procedente de Amberes. Su vida tiene cierto paralelismo con la de Van Baburen, pues también llega a Roma en 1613, e igualmente queda bajo la influencia artística de Bartolomeo Manfredi. Este pintor Seghers estuvo en España, de ahí que no sea raro que la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid tenga este cuadro.
Vean los cuadros, excelentes, con sus elementos comunes: los soldados con las corazas que destellan por la luz de una antorcha, un Jesucristo que se nos aparece frágil, con las manos entrelazadas, etc.
Seghers después, e igual que hizo Baburen, volvió en 1620 a su lugar de procedencia, Amberes, donde tras un tiempo cambió su estilo, ya que tuvo una fuerte influencia posterior de Rubens. Falleció en 1651.
Saludos y hasta otra. J. Luis Cestero (nobiliano@gmail.com)